lunes, diciembre 12, 2005

Créetelo


Sobre todo si hay público presente. Ni siquiera hace falta saber de lo que estás hablando (aunque es muy recomendable que sí), lo importante es que tienes que creerte que eres una jodida autoridad en la materia. Ni el mismísimo Todopoderoso podría chistarte en tu exposición. Todo consiste en creértelo; creerte que sabes todo y que todo lo que enseñas a la gente se mueve entre tus dedos según tus deseos. No existe ningún recoveco por donde se te pueda atacar, y en caso de que el típico pedante te haga la jodida pregunta friki que sólo él cree saber... Invéntatelo. Pero da datos. La mayoría de la gente te creerá si dices que ha sido publicado en un libro. Nadie va a rebatirlo y en todo caso el mundo es muy grande; recurre al famoso sociólogo Jerry Bruckheimer. Es el gran comodín, ha hecho de todo y tiene un nombre lo suficientemente complicado tanto de pronunciar como de escribir para que la gente se acuerde y lo busque en el google. Hay tantas maneras de decir su nombre que dos personas que hablen de él pueden no darse cuenta de que hablan de la misma persona hasta que estén metidos en la cama y se lo pregunten a su almohada.

Si te lo crees incluso te saldrá mejor. La seguridad en tí mismo es muy importante y sobre todo, no pierdas los papeles. Si te pillan y descubren que realmente no tienes ni idea, salte por la tangente y cuenta un chiste. A la gente le gusta reir.

La vida es muy sencilla cuando hablas en público. Todo consiste en saber quién es el que más tiempo guarda las apariencias.

Hasta la vista, cowboy del espacio.
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