Dia azul, pleno sol. Mientras el ordenador interpreta una melodía enjaulada en su interior liberándola en suaves sonidos, me tumbo en una cama sin hacer de una habitación desordenada. Solo tengo que cerrar los ojos y oir el canto de los pájaros a través de una ventana abierta con una suave brisa, que transporta mi imaginación hacia el mundo. Todos mis sentidos me traen sensaciones. El olor me hace ver lo que pasa con una clara imagen en mi cabeza, mi tacto se activa ante el suave roce de las sábanas, el día sabe a noche y mi visión confirma mi alrededor. Respiro hondo y por primera vez desde hace mucho, el tiempo pasa y nada me preocupa. Disfruto el momento y cuando lo he hecho, me levanto.

Bienvenidos a mi habitación un día de vacaciones de verano.

Hasta la vista pequeño habitat del espacio.